[resumen]

Las estrellas siempre dicen la verdad…

Las mujeres de la familia Jackson siempre han sabido que podían contar la una con la otra. A pesar de la fuerza del vínculo que las une, madre e hija son como la noche del día. Indiana es una atractiva bohemia de espíritu libre, sanadora especialista en Reiki y aromaterapia, y pese a llevar tiempo separada, sigue reacia a comprometerse con alguno de los hombres que la desean: ya sea Alan, el rico vástago de una de las familias más importantes de San Francisco, o Ryan, un enigmático y traumatizado Navy SEAL. Si Indiana suele buscar el lado bueno de las personas, Amanda, siempre fascinada por el lado oscuro, tiende a ser más como su padre, inspector de policía. Brillante e introvertida, esta estudiante del último año de instituto anda siempre con una novela negra bajo el brazo al tiempo que lidera Ripper, un juego de rol que comparte con su abuelo y con amigos de todo el mundo. Sin embargo, todo se convulsionará cuando, tal como predijo la astróloga más reputada de San Francisco, una oleada de crímenes sacuda la ciudad. Amanda, con la ayuda inestimable de su abuelo y de todos los miembros del juego de Ripper, ejercerá de maestra de ceremonias para ayudar en la investigación de los asesinatos. El caso tomará un cariz inesperado cuando Indiana sea secuestrada. Con la vida de su madre en vilo, Amanda deberá resolver, antes de que sea demasiado tarde, el misterio más complejo de su vida…

“Catalogaba a la gente a través del olfato: Blake, su abuelo, olía a bondad, una mezcla de chaleco de lana y manzanilla; Bob, su padre, a reciedumbre: metal, cuero, tabaco y loción de afeitar […] Indiana, su madre, olía a magia, porque estaba impregnada de las fragancias de su oficio.”